Isabella Paz | Familias Complacientes

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Recibimos a nuestra colaboradora Isabella Paz de @felicesjugando para hablar de Los Padres Complacientes. Puntualmente, de la complacencia, las que a todo se dice que “sí”. Isabella nos da la diferencia de los límites y la frustración. Las consecuencias de la complacencia.

Así son las personas complacientes

Isabella nos explica que este tipo de personas no toleran el conflicto, por eso ceden de manera rápida. Suelen ser muy cariñosos, están conectados con la necesidad del otro, es poner al otro por encima de uno mismo. Suelen tener baja autoestima, a veces no saben lo que quieren. Vienen de familias muy permisivas, complacientes.

Son personas que tienden a sentirse culpables, lo cual es tóxico y un sentimiento bien negativo. Conceden todos los caprichos, los deseos. No sabe poner limites a si mismo ni a los demás. Esto puede llevar a las consecuencias, en caso de una familia, a que los padres le den todo a sus hijos, pues que no asuman más adelante sus responsabilidades. Este tipo de niños, no toleran las emociones negativas, se vuelven exigentes, demandantes, creen que todo el mundo tiene que servirles. También, no saben socializar completamente.

Se les enseña a que la felicidad está asociada a obtener cosas ¡una idea muy errónea! Es importante ayudar a nuestros hijos a regular sus impulsos, enseñarlos a buscar soluciones creativas sin reprimirlo.

Las personas complacientes pueden ser así por un trauma. Busca la aprobación de sus hijos. El equilibrio tiene que ser de autoridad y amor. No quiere decir violencia o maltrato si no esos limites necesarios.

¿Qué podemos hacer?

-Si sigues siendo complaciente, la adolescencia puede ser difícil para tu hijos. Busca ayuda para conocer cómo puedes manejar tu caso.

-Si estas criando en pareja, sean buenos aliados. Apóyate del otro, mezclen las fortaleza de cada uno y vean cómo pueden actuar depende de ellas.

-Aprender mantener el silencio con comentarios innecesarios o que no nos sirven para nada. Evita el drama.

-Utiliza la expresión “voy a pensarlo” en cambio de dar un inmediato ”¡Sí!”.

Ojo, tu complacencia no es solo con tus hijos, puede ser con el resto de la humanidad ¡trabájalo!

 

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Episodio 128