“Protestar no es rebeldía. Los muchachos replican las conductas de los adultos. Los padres no deben discutir con los hijos. Deben conversar, argumentar. Hay hijos que enfrentan a sus padres porque sus padres lo enfrentan a ellos. Un niño, niña presenta rebeldía cuando no obedece ordenes sencillas. Saca malas calificaciones. A los jóvenes se le enfrenta, no en base a una discusión, sino dejándoles saber que pueden decir la verdad aunque sea dura. Cuando no es obediente, el padre, madre debe sentarse para conversar en profundidad con él”.