“¿De qué vale vivir si no se es capaz de ser feliz? Alimentar el espíritu es un estilo de vida, es una filosofía y una opción. Cuando una persona se quiere dedicar a cultivar una vida espiritual, debe hacer unos cambios en algunos modelos de vida. Las personas que quieren cultivar el espíritu tienen que apelar a la armonía, al equilibrio. Estas palabras van en cuatro órdenes. Primero, armonía conmigo mismo. Segundo, armonía con los demás. Tercero, armonía con el entorno o con mi medio ambiente. Cuarto, armonía con Dios. La vida espiritual es vivir la vida normal pero ordenadamente ordenada, centrada y enfocada”.