Extraído de los textos de Isabelle Filliozat
Como padre y madre, a veces es difícil entender y manejar la vida con los hijos. Para llevarla junto a ellos debes acudir a una herramienta que se nos regaló: la inteligencia.
Hablar de inteligencia esta ilimitado a la parte mental, a esa capacidad de razonar. La inteligencia también sale del corazón como una actitud para identificar las emociones y poder manejarlas.
Los niños y las niñas captan y copian las cosas de una manera muy inmediata. Los niños se construyen por imitación, como nos manejamos con los demás, con nuestra pareja. Por eso es necesario saber que los padres son modelos del manejo emocional.
Los niños aún se encuentran en la inmadurez y no pueden regular sus emociones, y de ahí la importancia de inculcar y enseñar a los hijos inteligencia emocional desde las diferentes etapas de vida, como en el embarazo y la infancia y preparados para la vida adulta. Enseñarles también a diferenciar entre una verdadera emoción y una reacción emocional. A partir de estos puntos, compartimos algunas informaciones importantes por Isabelle Filliozat.
Desde el embarazo hasta en los primeros días de vida
Puede suceder que la madre tenga estrés durante el embrazo. Es necesario saber que todo lo que siente la madre tiene una reacción fisiológica en el organismo, es decir que las hormonas del estrés no están filtradas por la placenta.
Si estas, o si la mujer está embarazada, protégela. De cierto modo, hablar con tu bebé con palabras que tranquilicen es calmarse a sí mismo y calmar al feto al mismo tiempo.
En los primeros momentos de niñez en que todavía se presencia una etapa de descubrimiento sin razonamiento alguno y que de cierto modo los circuitos para controlar o regular las emociones no están presentes todavía, lo correcto es ayudar al pequeño a regular sus emociones porque no tiene la madurez neurológica ni psicológica para calmarse.
Un caso muy común es cuando se deja llorar solo al niño o a la niña. Dejarlo llorando solo es una mala práctica. Háblale y responde a sus llamados, de manera de reasegurarlo mientras comprende que le pasa. De igual forma, responder a sus necesidades fisiológicas asegura al niño pequeño.
A lo largo de la infancia
En la infancia el niño va conociendo y comprendiendo algunas cosas. Pero también no lo puede distinguir todo, por eso esta etapa complicadamente bella.
Debemos tener en cuenta que son niños y que van a llorar por cualquier cosa. En un momento difícil por ejemplo con las rabietas, como madre y padre, lo correcto es acoger y calmar sus emociones. Es esencial demostrar un frente sereno y tomarlos tranquilo hasta que se calme. De lo contrario, gritándole o excluyendo al niño se tiene como resultado que la zona de cerebro que regula las emociones no construya y el niño quede impulsivo.
Otro principio que te puede servir, es el escuchar. Muchas veces no sabemos porque un niño pequeño tiene una crisis. No es fácil comprender porque ni siquiera el mismo lo puede identificar. Hay situaciones que si le preguntamos tal vez ni puedan responder. En casos así pregúntese en que momento cambió de comportamiento. Sepa algo. Todo lo que le produce, dolor o le hace daño. Ten en cuenta que los niños lo escenifican con sus juguetes para poder sobrepasarlo. Puede tomar un tiempo. Cuando identifique la emoción, ayúdele a comprender que le sucede.
Lo que deberías obviar como padre y madre
La inteligencia emocional comienza por la capacidad de identificar sus propias emociones. No le niegue el derecho de sentir lo que siente. Negarles a sentir es prohibirles las emociones. Aunque llore por una tontería le haces pasar vergüenza y luego esto puede tener consecuencias de no poder tener acceso a lo que siente al interior de él.
No se debe criticar al hijo o a la hija por lo que siente, humillarle en público con expresiones como “¿No te da vergüenza?, todo el mundo te mira”. Como padre y madre no debes reprocharle de no saberse controlar, como también el culpabilizarlos sobre sus reacciones o minimizar la tristeza.
Todas estas son acciones que repercuten en el niño y permanecen en aquel niño o niña interior en etapas de adultez. Cuida a tus hijos y enséñales a manejar sus emociones no a ocultarlas.