La familia es un sistema que conforma una unidad emocional, donde todos los miembros están interconectados y son interdependientes, por lo que cuando uno de los miembros está en proceso de cambio pues, todos los componentes de la familia se ven afectados y deben de adquirir nuevas formas de funcionar para poder volver a la homeostasis familiar.
Nuestra colaboradora del programa, María Elena Asuad, psicóloga y psicoterapeuta recomienda reflexionar sobre la familia de origen para conocer las respuestas emocionales aprendidas y sugiere la importancia de reconocer las propias dificultades para cambiar.
Es interesante y necesario el punto de profundizar sobre el impacto del estrés familiar en el bienestar de sus miembros.
Las familias pueden estar sometidas a un mayor estrés del que pueden manejar adecuadamente, debido a variables internas propias de la familia. Por ejemplo, un embarazo complicado. Pero también motivadas por situaciones externas de exigencia social y condicionamiento a la que se ven sometidas; sea trabajo, diversión o ejercicio.
En voz de Asuad, cuando hay estrés o ansiedad en la familia, la unidad familiar deja de ser reconfortante y se convierte en “un foco que infecta y contagia a todos los miembros”. La persona que más “absorbe” la ansiedad del sistema es el miembro de la familia más vulnerable.
De acuerdo a la Teoría Familiar Sistémica de Murray Bowen, existen conceptos básicos que explican la dinámica familiar emocional, uno de ellos es el triángulo.
Un triángulo simboliza un sistema de relación en la familia, compuesto por tres miembros. En una relación de este tipo, se reflejan:
-Los esfuerzos por mantener vínculos emocionales con las personas que le son importantes.
-Las reacciones a la intensidad en esos vínculos.
-La manera en la que las personas toman partido en los conflictos de los demás.
Para clarificar el concepto de relación triangular familiar, pongamos el siguiente ejemplo:
En períodos de calma familiar la relación marital – padre y madre- tiene un vínculo cercano y armónico y la tercera persona excluida, es el hijo/a. Sin embargo, cuando aumenta levemente la tensión, la persona de la pareja que está más incómoda con la situación (supongamos que la madre) hace alianza con el excluido, quedando así, uno de los miembros de la pareja (en este caso el padre) como el nuevo excluido, quien intentará restablecer la armonía y cercanía con la pareja realizando una serie de movimientos automáticos.
Es decir que a niveles moderados de tensión, los triángulos habitualmente tienen un lado en conflicto y dos lados en armonía.
Cuando la tensión y la ansiedad en la familia es alta, la posición del excluido (hijo/a) se vuelve la más deseable. Así, si hay un conflicto importante en la relación marital, uno de los miembros de la pareja (supongamos la madre) motiva una pelea o discusión del padre con el hijo/a. Si esta maniobra tiene éxito, obtiene la posición más cómoda de excluida y de observa a los otros dos pelearse. Cuando la tensión y el conflicto disminuyen, el que ha quedado excluido intentará volver al vínculo original.
Para un mayor entendimiento, nuestra especialista María concluye y cita textualmente el ejemplo extraído de “The Bowen Center for the Study of the Family”, en su página de internet:
“Miguel y Marta fueron muy felices durante sus primeros dos años de matrimonio. A Miguel le gustaba tomar las decisiones importantes, y Marta se sentía cómoda con la “fortaleza” de Miguel. Después de algunas dificultades para embarazarse, Marta concibió durante el tercer año del matrimonio, pero fue un embarazo difícil. Sufrió de muchas nauseas durante el primer trimestre y tuvo problemas de presión arterial y, aumento de peso conforme avanzaba el embarazo. Con frecuencia le platicaba a Miguel sobre sus inseguridades acerca de ser madre. Miguel era paciente y la tranquilizaba, pero también comenzó a criticarla por ser “infantil”.
Primer punto de análisis: El embarazo trae más presión a Marta y a la relación marital. Miguel aparentemente apoya a Marta, pero se vuelve reactivo al escuchar de sus ansiedades. La ve como teniendo un problema.
“Después de un largo trabajo de parto, nació una niña a quien llamaron Amy. Marta estaba exhausta y no estaba preparada para abandonar el hospital cuando su doctor la dio de alta. Durante los siguientes meses, comenzó a sentirse cada vez más abrumada y extremadamente ansiosa por el bienestar de la pequeña bebé. Buscó apoyarse en Miguel, pero él regresaba más tarde que antes de la oficina y Marta sentía que él la criticaba mucho por sus problemas de adaptación y que no validaba sus preocupaciones por la bebé. Había mucho menos tiempo para que ellos estuvieran juntos, y cuando lo había, Miguel se quejaba de sus problemas de trabajo. Marta comenzó a preocuparse más por asegurarse que Amy, al ir creciendo, no desarrollará las mismas inseguridades que ella. Para lograr esto, le daba la mayor atención posible y la premiaba constantemente por sus logros. Era más fácil para Marta enfocarse en Amy que hablarle a Miguel. Reaccionaba intensamente a sus críticas, reales o imaginarias. Miguel y Marta dedicaban cada vez más de su tiempo juntos a hablar acerca de Amy en lugar de hablar acerca de su relación».
Segundo punto de análisis: Martha es la que está más incómoda con el aumento de la tensión en el matrimonio. La creciente distancia emocional en el matrimonio es equilibrada al sobre involucrarse Martha con Amy y Miguel con su trabajo. Miguel está en la posición externa en el triángulo parental, Martha y Amy están en las posiciones internas.
A medida que Amy crecía, demandaba más del tiempo de su madre. Marta sentía que no le podía dedicar suficiente tiempo y que Amy jamás estaría satisfecha. Miguel estaba de acuerdo con Marta en que Amy era muy egoísta y le molestaban sus berrinches cuando no se la complacía. Sin embargo, si Miguel se excedía al criticar a Amy, Marta la defendía diciéndole a Miguel que estaba exagerando. Pero, cuando aparecían tensiones entre Marta y Amy, Marta presionaba a Miguel para que pasara más tiempo con Amy para reafirmarle que la amaban. Él accedía a sus presiones, pero internamente pensaba que estaban siguiendo una política de aplacamiento que estaba haciendo que Amy se volviera más exigente. Miguel pensaba que, si Marta tuviera la madurez de él, Amy sería un problema menor, pero a pesar de eso, generalmente seguía el ejemplo de Marta con relación a Amy.
Tercer punto de análisis: Cuando aumenta la tensión entre Marta y Amy, Miguel se pone del lado de Marta estando de acuerdo en que el problema es Amy. El lado conflictivo del triángulo cambia entonces de estar entre Marta y Amy a estar entre Miguel y Amy. Si el conflicto se intensifica demasiado entre Miguel y Amy, Marta se pone del lado de Amy, el conflicto pasa a estar entre el matrimonio, y Amy obtiene la posición más cómoda, la externa.