“La privacidad es un derecho que tiene cada persona. Los adultos y adolescentes tienen derecho a su propio espacio. Los padres deben de estar conscientes que sus hijos adolescentes tienen derecho a la privacidad. A que no se viole el espacio que es propio de cada persona. Los padres apropian un espacio a sus hijos. No se le puede dar una herramienta y luego querer controlarlos con la misma. Hay que enseñar y darles un espacio. En la adolescencia se hace el divino tesoro. Para poder guiar a los adolescentes, hay que amar”.