Por César Cordero
Cuando decimos filtro, ¿Qué es lo primero que viene a nuestra mente?
La palabra filtro, sabemos que se relaciona con purificar, eliminar al mínimo la posibilidad de que entren o salgan impurezas entre un espacio y otro, es el famoso In put-output de los procesos.
Filtrar es una buena analogía que nos presenta varios puntos claves de lo que es un líder excelente. Si queremos ser mejores líderes en todas las áreas de nuestras vidas una cosa que no podemos dejar de hacer, queramos hacerlo o no, es saber filtrar.
Si queremos mejorar nuestras vidas y nuestro liderazgo debemos de saber filtrar.
Esta cualidad, nos ayudará a superarnos a nosotros mismos desde el mismo momento que decidamos ponerla en práctica, nos llevará a crear una mentalidad de enfoque positivo y productivo, esto que hoy se llama Mindset, el filtrar. En concreto, nos hace mejores líderes, primero de nuestras propias vidas y luego de frente a la vida de los que debemos y-o queremos liderar, nos ayuda con lo que le damos y recibimos de otros y nos lleva a influir de una manera que se crean redes de liderados que multiplicaran en ambientes sanos.
Aquí una lista de áreas de nuestras vidas donde podemos filtrar:
1- Filtra la visón que tienes de ti mismo como líder y como persona. Debemos tener una visión en balance establecida con palabras de acción positiva, traer el futuro al presente y un lenguaje que te rete a dar lo mejor.
2. Filtra las áreas y/o espacios que quieres impactar en tu vida y con tu vida. 8 áreas a considerar: Trabajo/profesional, Finanzas, Comunidad, Vida social, Familia, En lo personal, la Salud y lo espiritual. En Dale Carnegie trabajamos esto como el balance de la rueda de la vida.
3- Filtra lo que entra en tu cuerpo a través de la boca. Y me refiero fundamentalmente a la comida, a la bebida y a las medicinas. Debemos cuidar no ingerir comida basura, super-procesada, con gran cantidad de azúcares o grasas, como hacen muchos líderes mundiales. Seguir una dieta equilibrada es la clave, hacerlo posible incluso para los que comemos habitualmente fuera de casa. Algo muy importante: podemos y debemos cuestionar también las prescripciones de los médicos, para asegurarnos de que son completamente necesarias, y de que existen otras alternativas más sanas. NO estamos diciendo con esto que los médicos no saben lo que hacen, solo que debemos filtrar y no depender 100% de medicamentos químicos.
4-Filtrar lo que sale de nuestra boca. Poner atención a lo que decimos, como lo decimos y a quien y cuando lo decimos es lo que nos hace mejores líderes. Ser cuidadoso y filtrar las palabras que usamos nos eleva sobre el promedio que solo dice lo primero que le vine a la mente o lo que sus emociones disparan. Escuchar bien primero (Principio 7 del libro de oro de Dale Carnegie); y hablar solo después y lo necesario después de haber escuchado nos hace diferentes. Cuando hablemos aplicamos el principio 8 de Dale Carnegie, lo cual nos lleva a ser conciso y preciso. Intenta decir siempre algo positivo y útil para tu interlocutor; que no significa siempre tener que adular o halagar.
5-Filtrar lo que llega a nuestros oídos y a nuestra vista. Escuchar solo cosas que enriquecen nuestras vidas de algún modo, ya sean personas, música, televisión o cualquier otro medio de difusión evita dañar tanto nuestros ojos como nuestro bienestar mental y físico. Los noticiarios son cada vez menos recomendables. Debemos buscar Leer (o escuchar) libros o documentos que nos ayudan a mejorar nuestras vidas de un modo tangible.
Utilicemos nuestros sentidos (oídos y vista) para aprender constantemente, para evolucionar a niveles que nos hagan mejores y con esto podremos impactar de mejor manera a los que nos toque liderar (nuestros hijos, amigos, colaboradores).
6-Filtremos a las personas con las que compartimos nuestro tiempo. Según estudios sociales, somos el promedio de las cinco personas con las que más tiempo pasamos. Elegir cuidadosamente con quiénes pasamos el tiempo y evitar a aquellos que nos quitan energía o traen cosas negativas como envidias, celos, chismes, mentiras o similares nos da más calidad de vida. Debemos también evitar contagiarnos y filtrar la pereza, la desidia, el conformismo y la mediocridad de otros. La vida es demasiado corta para desperdiciarla con personas y conversaciones que nos alejan de alcanzar todo nuestro potencial.
7-Filtremos la información pura y simple que nos llega y manejamos. Nunca en la historia de la humanidad hemos estado expuestos a tanta información. En 2010, decía Eric Schmidt que era entonces el CEO de Google, que cada dos días se creaba la misma cantidad de información que la humanidad creó del 1900 hasta 2003. Han pasado 8 años desde esta declaración y la progresión no ha dejado de avanzar exponencialmente… debemos organizar y filtrar nuestras fuentes de información (sobre todo correo electrónico, redes sociales, móvil…) de modo que estén a nuestros servicios, no nosotros al servicio de ellas. NO dependamos de los medios informativos debemos de hacer que sean manejables, útiles y fácilmente accesibles cuando tengamos la mejor disponibilidad. Filtremos y evitemos las fuentes de información que nos traen basura, que nos exponen a lo peor del ser humano: violencia, celos, envidia, rabia, odio, morbo, etc.
Nota: Utilicemos el clásico triple filtro socrático para recibir información. Evitemos a las personas que nos roban el precioso tiempo y la capacidad para enfocarnos en lo que realmente importa.
La verdad, la bondad y la utilidad
Cuenta la anécdota de los tres filtros de Sócrates que al final el filósofo se negó a escuchar lo que su discípulo quería decirle. “Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no es útil ¿Para qué querría saberlo?, dijo como conclusión.
La verdad, la bondad y la utilidad son los tres filtros de Sócrates. A juicio del filósofo, estas son las preguntas que toda persona se debe formular antes de decir algo. La primera: ¿Estoy seguro de que lo que voy a decir es cierto? La segunda: ¿Lo que voy a decir es bueno? Y la tercera: ¿Es necesario decirlo?
8-Filtrar el trabajo o las actividades que hacemos. Vivimos en tiempos en que la mayor parte de nuestro tiempo lo dedicamos a trabajar (técnicamente más de un cuarto de nuestras vidas). Actualmente tenemos más cosas relacionadas al trabajo para hacer que tiempo para ejecutar. Trabajar, desarrollar actividades hoy, es cuestión de enfoque y de saber elegir y filtrar, saber decir no a muchas cosas es más importante que nunca. Adoptar un sistema de productividad personal que nos permita organizar con eficacia a qué dedicamos nuestro tiempo y cómo lo hacemos va a marcar la diferencia. En Dale Carnegie nos empleamos a fondo para ayudar a muchos a ser mejores profesionales de la efectividad personal.
9-Filtremos nuestras influencias espirituales. Todos tenemos nuestro camino en la vida y, más tarde o más temprano, buscamos guías espirituales. Buscar de Dios más allá que creer en personas es la clave de filtrar nuestra espiritualidad, y cuando decidamos tener a alguien como guía espiritual debemos buscar personas que actúan con el ejemplo, que viven lo que predican, que guían a otros con su comportamiento, normalmente y sin pretender guiar a nadie, sino por coherencia personal. Cuando los encontremos, debemos observar y valorar en ellos lo que hacen, cómo viven y cómo se comportan, mucho más que lo que dicen.
10-Limpiemos nuestros filtros, Ajustemos y actualicemos nuestros filtros periódicamente. Las personas cambiamos y maduramos con la edad. Y este mundo de hoy cambia más rápido de lo ha hecho nunca antes. Lo que funcionó hace 20 -10 -5 años no sirve hoy. Lo de hoy, no servirá dentro de 5- 10 -20 años. Por eso no debemos de dejar de aprender y reaprender a filtrar siempre.
Una vez que comencemos (hoy mismo mejor) a utilizar esta actitud de filtrar, nuestra mentalidad, habrá accedido a un nivel superior en la vida, en nuestro impacto en los demás. Tendremos más confianza en nuestras capacidades y mayor resistencia a todas las fuentes de limitación y corrosión del carácter, seremos líderes y mejores seres humanos.
