El árbol ha sido un símbolo profundamente significativo en las tradiciones milenarias, representando la conexión entre lo terrenal y lo divino. Nuestra psicóloga y docente María Eugenia Ríos-Lamas, el árbol es un espejo del ser humano: sus raíces profundas nos recuerdan la importancia de la conexión con nuestros orígenes, mientras que su tronco fuerte simboliza la estabilidad y el crecimiento personal. Las ramas, extendiéndose hacia el cielo, evocan nuestro potencial infinito y nuestras aspiraciones más elevadas. En su simbolismo, el árbol también invita a reflexionar sobre el ciclo de la vida, donde cada hoja caída representa una oportunidad para renacer y transformarnos.