Por Isabel Serrano-Rosa es directora y psicóloga de EnPositivoSí
Imagina que esta noche, mientras duermes, ese problema que te preocupa se resuelve. ¿Cómo te sentirías al abrir los ojos? Dedica un minuto a elucubrar cómo sería tu vida con ese sueño cumplido. Este ejercicio que acabas de realizar se denomina la Técnica del milagro y fue desarrollada por el psicólogo Steve de Shazer. Tiene la particularidad de que focaliza la imaginación en la solución y en el futuro.
Ahora aplica la Técnica del escalador (utilizada por los guías de montaña), que consiste en planificar tu estrategia para alcanzar el objetivo desde el punto de llegada y no desde el de salida como la planificación convencional. Desde ahí se tiene una visión completa del camino recorrido. Ahora retrocede, ¿cuál fue mi paso anterior a la meta final? ¿y el anterior? Hasta llegar al primero con el que inició el cambio. ¡Enhorabuena, has llegado a tu presente y construido una hoja de ruta con microobjetivos para alcanzar tu sueño. Este enfoque paradójico resulta muy eficaz para alcanzar metas realistas (pruébalo) pero sólo es posible si cuentas con una fortaleza humana fundamental: la esperanza.
UN ARTE
La esperanza es el arte de escribir el futuro, sin embargo, no se queda varada en la ilusión de que los sueños se cumplirán por arte de magia, como hace la fe, otra hermana de su familia. El que espera no desespera, se pone manos a la obra y aprende a detectar cada día los pequeños cambios cotidianos que son la señal de que está en el camino de la superación del problema. Este último aspecto es muy importante, porque, si bien la esperanza nace en el futuro, hay que dialogar a diario con el principio de realidad, para no generar ilusiones vanas.
La esperanza proporciona la confianza suficiente para alcanzar tu propósito, pero vuela a ras de suelo para detectar las señales que indican si vas en la ruta correcta. Según la teoría de la esperanza de Charles R. Snyder, el psicólogo que estudió esta fortaleza, estar esperanzado significa tener motivación para alcanzar tu meta y, además, desarrollar estrategias para alcanzar tus objetivos. Esperanza es acción, favorece la fuerza que ayuda a sortear los obstáculos del camino. Quizás en esto se basen los oráculos, ¡y las previsiones meteorológicas!
La esperanza confía en el futuro, aprovecha las circunstancias que le brinda su entorno, resuelve problemas y favorece la motivación y la autoestima. Se asienta en las funciones superiores de las áreas prefrontales del cerebro asociadas a los procesos cognitivos más elevados, como los que propician la toma de decisiones.
FUTURO Y PRESENTE
Utiliza «la capacidad humana sin parangón de imaginar futuros posibles» llamada «prospección» por el psicólogo Martin Seligman en su libro ‘El círculo de la esperanza’: es la habilidad de evaluar lo que ha de venir. Contrariamente a lo que cree la psicología tradicional, el pasado influye mucho menos de lo que lo hace el futuro porque éste crea sueños, ilusiones, propósitos y expectativas. «La esperanza en el futuro nos hace releer positivamente incluso el peor de los pasados«, afirma el creador de la psicología estratégica Giorgio Nardone.
El Homus prospectus (el hombre que proyecta) puede ser más poderoso que el ‘Homo sapiens’ (el hombre que sabe). Es fácil de reconocer. Sus frases comienzan por «y si…». «¿Y si pusiéramos un pegamento que no pega en un papelito para poder ponerlo y quitarlo?», supongo que pensó el inventor del post-it.
Como podrás imaginar, esta habilidad también se puede utilizar para elucubrar sobre la peor opción posible. «Esto no lo va a usar nunca nadie», pudo pensar nuestro imaginado creador del post-it. Éste es el momento en el que la esperanza viene a nuestro encuentro para no dejarnos caer en el profundo pozo de las ansiedades. Nos recuerda que el pasado no puede ser cambiado, pero el presente y el futuro pueden ser activamente modificados. «El mejor modo de prever el futuro es inventarlo» (Benjamin Franklin).